LA RESTAURACIÓN. LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL

El general Narváez llega al poder en 1844 en el partido moderado y crea el cuerpo de seguridad de la Guardia Civil, la cual acabará con el bandolerismo del mundo agrario. Los moderados decretan leyes favorables a la implantación del ferrocarril para vertebrar el país y facilitar el progreso económico, aun que en España, surge el problema de la analfabetización. Pronto surge la división del Partido Moderado, lo que ayuda a la inestabilidad política que se manifiesta en los continuos cambios en la presidencia del gobierno, que comienzan con el cese de Narváez el 11 de febrero de 1846. La reina Isabel II, se casará con Francisco de Asís de Borbón con dieciséis años.
El general Serrano, da soporte a O’Donell, el cual dirige el golpe de Estado progresista. Para intentar conservar su corona, Isabel II pide ayuda al general Espartero. O’Donell se confirma con ser el ministro de Guerra pero funda el partido centrista Unión Liberal. El ministro Madoz aprueba una nueva desamortización para impulsar los proyectos de desarrollo económico y provoca un desastre económico en los municipios. La esperanza de vida en España en 1850 es de 30 años, pero la población aumenta en el siglo XIX ya que España pasa de los 15 millones de habitantes, aun que la población urbana no supera el 10% del total. En 1855 se produce la fiebre del ferrocarril la cual se debe sobre todo a la aportación del capital francés, pero el problema fundamental para expandirlo por España es la orografía.
O’Donell llega al poder con los liberales moderados y restaura la Constitución del 1845 y des de 1856 a 1868 quedan fuera del poder los progresistas. O’Donell lleva a la práctica una táctica importada de Inglaterra i Francia: la guerra exterior. En 1859 España declara la guerra a Marruecos y la ganas pero sufre unas 7000 víctimas. O’Donell dimite en 1863 por la sucesión de fracasos en política exterior. En 1866 llega a España la recesión económica producida por la falta de inversiones extranjeras. Progresistas y demócratas firman en el exilio el Pacto de Ostende y se añaden a este pacto una gran mayoría de militares unionistas encabezados por el general Serrano. La reina Isabel II queda sin apoyo político tras la muerte de Narváez.
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